Esta revisión se basa en una proyección en el Festival de Cine de Sundance 2025. La película, aunque visualmente impresionante, finalmente no alcanza sus ambiciosos objetivos narrativos. La cinematografía es impresionante, capturando la marcada belleza del paisaje islandés con un ojo magistral para los detalles. Sin embargo, la trama, aunque intrigante en su premisa, se siente subdesarrollada y de serpentea a veces, perdiendo la atención de la audiencia en medio de sus reflexiones filosóficas. Las actuaciones son desiguales; Mientras que el actor principal ofrece una representación convincente del conflicto interno, el reparto de apoyo lucha por igualar la intensidad. A pesar de sus defectos, el arte visual de la película y los momentos de resonancia emocional genuina hacen que valga la pena ver, aunque quizás más como una experiencia visual que una narrativa muy trazada.