Esta pieza explora el legado perdurable de David Lynch, examinando su estilo cinematográfico único y su impacto duradero en el cine contemporáneo. El artículo se abre haciendo referencia a una escena fundamental de Twin Peaks , destacando la capacidad de Lynch para yuxtaponer la realidad mundana con corrientes bajas inquietantes, un sello distintivo de su estética "Lynchian".
El texto luego profundiza en la naturaleza esquiva del término "Lynchian", argumentando que trasciende descriptores estilísticos simples como "Spielbergian" o "Scorsese-ish". En cambio, "Lynchian" encapsula un sentido más amplio de inquietud, calidad de ensueño y una sensación generalizada de que algo está fundamentalmente "no está bien". Esto se ilustra a través de anécdotas sobre visitas personales de Eraserhead y el atractivo inesperado de Twin Peaks a través de las generaciones.
El artículo contrasta el enfoque poco convencional de Lynch con su incursión de Hollywood más convencional, Dune , enfatizando que incluso este "fallo de falla" percibido conserva una impronta claramente de Lynchian. La discusión luego cambia a la belleza y la extrañeza inherente a las imágenes de Lynch, citando el hombre elefante como un ejemplo de su habilidad para mezclar patetismo con una atmósfera inquietante.
El autor enfatiza la inutilidad de tratar de clasificar el trabajo de Lynch dentro de los géneros establecidos, destacando su capacidad única para crear un sentido de lo extraño. Blue Velvet se usa como un estudio de caso, lo que demuestra cómo Lynch combina a la perfección entornos aparentemente ordinarios con elementos surrealistas e inquietantes. La pieza también toca la influencia de El mago de Oz en el trabajo de Lynch.
Se incluye una encuesta, invitando a los lectores a compartir su película favorita de Lynch.
El artículo concluye colocando a Lynch como una figura fundamental en la historia cinematográfica, marcando el final de una era. Su influencia, argumenta, se extiende más allá de su propia filmografía, dando forma al trabajo de los directores contemporáneos. La pieza termina enfatizando la búsqueda continua de esa esquiva calidad "Lynchian" en las películas por venir.